Dejo mi casa laboral con la misión cumplida
Inicio > Recreativas - Gremiales - Bienestar > Noticia 13/03/2023

Dejo mi casa laboral con la misión cumplida

Con los sentimientos encontrados que genera la emoción por la nostálgica partida y la certeza de una misión plenamente cumplida, se acogió a jubilación la subdirectora de Gestión y Desarrollo de Personas, Magali Mardones Méndez, tras casi 55 años de ininterrumpida vida laboral en el Instituto Traumatológico.

Los últimos meses transitaron entre preparar la entrega de sus funciones y la reflexión de cómo sería el día del adiós definitivo. Admite que le ha costado mucho y que le va a costar más cuando comiencen a pasar los días y ya no se tenga que levantar temprano ni prepararse para su viaje desde Puente Alto hasta San Martín 771.

“Pero es lo que debe y tiene que ser. Son muchos años de trabajo e influyen para no estar preparada para la despedida. Cuando llegué a trabajar a este Instituto nunca pensé  que era para jubilar y me fui quedando; primero se hace muy largo y hoy, demasiado cortísimo. Es difícil, porque son muchos años de trabajo en ésta que es mi casa y que me toca abandonar. Me voy de mi casa laboral, triste porque la voy a extrañar y contenta con la plena convicción de la misión cumplida”.

Llegó un 1 de julio de 1968, “siendo un pollo, porque en esos años una era más tontona”, dice. Con sólo 20 años, egresada de sexto humanidades de aquella época y ya casada con un joven de 22. “Éramos dos pajaritos chicos, me casé porque entonces veía todo lindo, color de rosa, pero luego me di cuenta que la vida está llena de matices. Entonces sentí que tenía que trabajar, para enfrentar los desafíos si quería formar una familia”.

No recuerda si llegó por un aviso o porque alguien le comentó que estaban recibiendo personal. Lo que sí no olvida es que estuvo trabajando una semana y se fue. “Empecé a trabajar con una asistente social y lo primero que me pidieron fue entrevistar un paciente parapléjico. En ese tiempo no había inducción, no tenía idea qué era un parapléjico. Me entregaron una libreta y no sabía qué hacer con ella, no sabía en qué piso estaban los parapléjicos, cómo llegar dónde ellos ni qué tenía que preguntarles. Esta cuestión no es para mí pensé”

Decidió informar su decisión a la persona encargada de Personal-que estaba en el subterráneo donde está Kinesiología hoy-, y contrariamente a lo que suponía, le dijo que estaba bien, que se fuera tranquila a su casa, que lo pensara y que volviera. Reflexionó una semana y concluyó: “la Magali no es tonta, tiene que volver, si me quedo así nunca voy a lograr mis metas, era mi primer trabajo, volví y me recibieron muy bien”.

EL REGRESO Y SU PASO A PERSONAL

Esta vez pasó a integrar la secretaría de la  Comisión de Accidentes del Trabajo con tres médicos. Ella era la ministra de fe. Allí se hacían los dictámenes, se daban las prórrogas de los subsidios correspondientes a los accidentes del trabajo. ”Ahí aprendí bastante, yo sólo miraba a las persona y sabía qué porcentaje le iban a dar. Era un trabajo muy bonito que se acabó cuando salió la Ley  1.744 de Accidentes del Trabajo”.

Su paso a personal se produjo cuando terminó esta Comisión y cuando ya cumplía 10 años como funcionaria. Supone que se dio porque en esa época la gente ingresaba al Instituto con segundo o tercero de humanidades y, como ella llegó con sexto humanidades y había hecho un curso de dactilografía al tacto, venía con ventaja.

Fue en el período del Dr. Sergio Reyes como director. “No tengo idea cómo fue pero en esa época se designaba nomás y el Dr. Reyes me mandó al Hospital San Juan de Dios a aprender y aprendí mucho”.

Pero no todo llegó junto ni fácil. Consiguió paso a paso los cargos que ocupó y agradece al Instituto la posibilidad que le dio para trabajar, crecer, criar y educar a sus hijos. “Me dio la opción de desarrollarme porque nadie trae todo aprendido, el trato con la gente por ejemplo. Todo lo que tengo lo he conseguido con esfuerzo, con un trabajo que me gustó, porque nunca, en ningún momento, sentí que era obligado, tampoco eso de qué lata me da ir. Pero también estudié mucho los dictámenes, los temas de Contraloría para sentirme que sabía, siempre iba más allá de lo que tenía que hacer”.

-Se comenta que había mucho compañerismo en esos tiempos. ¿Facilitó ese detalle su trabajo?

-Sí. Había mucha amistad porque la gente era siempre la misma. Yo me sabía los nombres y apellidos de todas las personas, cuándo ingresaron, si eran auxiliares, administrativos o practicantes. Ahora no tengo mucha idea porque la rotación es mucha”.

Lo que más la enorgullece de su Unidad, fue su estilo de puertas abiertas para escuchar tanto los problemas laborales como personales de los funcionarios (as). “Así lograba meterme en los zapatos de ellos, entenderlos un poco más, descubrir sus dificultades y tratar en lo posible de arreglarlas, conversando a veces, otras llorando un poquito o prestándole un pañuelito o un vasito de agua para calmar las angustias”.

Son incontables las veces que debió quedarse fuera de horario cumpliendo esta misión. “No me arrepiento de haberlo hecho y me siento feliz, porque es un tema que me gusta mucho. No fue un sacrificio, al contrario”.

 

 

- Satisfecha del aporte de sus equipos.

Plenamente de lo que hicimos, de lo logrado, porque gracias a ellos nuestra Unidad es conocida en otros establecimientos, por el orden, por estar al día, por el cumplimiento de las metas. Eso es satisfactorio para mí porque la jefatura no puede hacer nada si la gente no te apoya, es recíproco. Aunque siempre nos faltó gente, con lo que teníamos, se hizo lo mejor posible, dio buenos resultados y fuimos reconocidos en el Servicio por ello. 

- Deja muchos amigos o afectos?

-Afectos. Me voy muy agradecida de las personas, de la gente que trabajó conmigo y de las integrantes de otras unidades porque con ellas hay lazo paralelo. Siempre tuve el apoyo y más que nada la confianza en lo que haces. Eso es bueno. También está el reconocimiento de jefaturas que trabajaron aquí y que están en otros lados, las que me sindican como su mentora, su profesora. Eso es algo que te conforta, porque siempre me están mandando su mensajito.

Se confiesa de pocas amistades, pero en este transitar del que fue su día a día laboral aparece María Teresa Urrutia quien fuera jefa de Servicios Generales. “Mi amiga, era funcionaria de carrera con la que aprendí mucho, porque andaba bajo la manga de ella. Era mi protectora. Yo creo que me miraba como una hija, me tomó bajo el ala y me enseñó muchas cosas de manejo de personal y con la gente, también de manejo en mi casa. Ahí tuve un apoyo firme”.

- Algún equipo directivo que recuerde por algún aspecto en particular

-Yo creo que fue parejo, con altos y bajos, no siempre fue maravilloso. Los cambios de administración a veces te hacen un poco tambalear en el sentido de que uno está acostumbrado a un sistema, a una dirección, con lo que le gusta, lo que quiere, hasta que te adaptas.

No niega que tuvo momentos en que le costó muchísimo la adaptación y que estuvo en la misma disyuntiva de sus primeros días. “Hubo un momento en que dije me mando a cambiar de aquí, no sirvo para esto. Pero no era que yo no sirviera, sino que no estaba acostumbrada a lo que se presentaba, pero esta vez el proceso fue más rápido y pensé: qué pasa conmigo, no voy a poder tener ingresos, tampoco podía jubilar porque no estaba en el período para hacerlo. Dije no, por qué me voy a ir, me quedo y  doy la pelea y me voy cuando yo quiera”.

- Alguna vez se sintió desencantada.

-En algún momento sí, porque no todos los períodos fueron tan fabulosos, tan maravillosos, no todo fue color de rosa. De repente estaba debajo del escritorio, pero levantaba la cabeza y ya. Porque cuando se trabaja con honradez, lealtad y transparencia no tienes nada que temer. Son cosas que pasaron que desencantan en algún momento, pero las pude superar.

- Parece que su palabra mágica es SUPERACION

- Sí, porque soy tenaz y perseverante, pero siempre pensando en no afectar a nadie porque todas las cosas rebotan.Gracias a Dios no tengo problemas con las personas. He logrado desarrollar esa parte.

- Algún médico o Dirección que recordará por alguna característica en especial.

- Mucho contacto con ellos no he tenido, siempre ha sido Anita Araya quien se ha relacionado con los médicos. Bueno el que siempre se recuerda es el Dr. Miguel Sepúlveda por lo mañoso, pero lo era con todo el mundo. Como las Direcciones se caracterizaron por estilos más verticales unas y más horizontales otras, eso también genera algunos problemitas y hay que tratar de adaptarse. Pero agradecida del reconocimiento de todos.  

-Siente que el corolario es el cumplimiento de sus sueños

-Yo creo que sí, porque es una función que me gustó mucho. Pero nunca pensé que iba a estar a cargo de esta Unidad y tampoco que iba a llegar a este puesto. Sueños realizados ya están. Mis hijos recibidos que pueden valerse por sí mismos. Penas también, porque falleció mi marido que era algo que no esperaba. Sueños pendientes siempre hay, porque afortunadamente siempre estamos soñando.

- Qué hará mañana, pasado mañana, la otra semana……..

-Me voy a levantar más tarde, preocuparme de mi huerta que consiste en un macetero con albahaca, otro con ají verde y otro con tomates cherry. Tengo 4 tomates cherry. Es el inicio de la cosecha pero creo que será mi única producción.

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